La elocuencia de Karadzic como médico naturista atrajo a cientos de personas

Belgrado.-  Radovan Karadzic, alias 'Dragan Dabic' en su identidad falsa de médico naturista, caracterizado por una luenga barba blanca, gafas de pasta y aspecto de asceta oriental, atrajo a cientos de personas a sus conferencias con su "elocuencia y conocimientos".

El público asistente en varias ciudades serbias quedó entusiasmado por sus intervenciones, ha declarado a la prensa el organizador de esos eventos, Goran Kojic.

El ex líder político serbobosnio, de 63 años, acusado de genocidio por la matanza de Srebrenica y el asedio de Sarajevo, entre otros cargos, será extraditado en los próximos días al Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY), en La Haya.

Karadzic, médico de profesión especializado en psiquiatría, utilizaba documentos con el nombre de Dragan Dabic, y trabajaba en un consultorio privado, dedicado a la medicina alternativa en el municipio moderno de Nueva Belgrado.

También escribía textos sobre terapia por energía, sobre un tipo de meditación cristiana ortodoxa, y participaba en diferentes tribunas en varias ciudades del país, como Belgrado, Pancevo, Smederevo, Novi Sad.

Algunas de sus intervenciones fueron incluso filmadas por cámaras de televisiones locales, ante las que Karadzic escondía su mirada.

Las imágenes de Karadzic con su nueva identidad muestras a alguien totalmente transformado, con una barba blanca, pelo largo canoso y gafas, además de estar mucho más delgado.

"Sus conferencias fueron realmente muy buenas, y contaban con una asistencia de entre 200 y 400 personas", declaró a la radio B92 una mujer que acudió a varias de sus charlas sobre medicina alternativa.

Esa persona, que se negó a revelar su nombre, dijo que tuvo la oportunidad de encontrase con él por casualidad una o dos veces en Terazije (pleno centro de Belgrado), "hablamos, incluso tomamos té, es decir, que él se movía con libertad".

Kojic, el organizador de las conferencias y director de una revista mensual sobre la vida sana, "Zdrav zivot", en la que colaboraba Karadzic, dijo al diario "Politika" que le vio por primera vez en otoño pasado y por última hace un mes.

Aunque resultaba una persona de aspecto poco común con su barba y el pelo largo recogido en un moño, no le despertó sospechas y sólo le extrañó el hecho de que no podía presentarle su diploma de especialista en neuropsiquiatría cuando lo convirtió en colaborador permanente, satisfecho por sus amplios conocimientos.

"Me dijo que se le quedó en Estados Unidos, con su ex mujer, que ahora no quería devolvérselo", indicó Kojic.

"Me ofreció un texto sobre la meditación (...) que consideré como muy bueno y decidí publicarlo en forma de folletín en el periódico", indicó Kojic al diario, para agregar que "nunca se me habría ocurrido que era Radovan Karadzic".

"Fue elocuente, conocía la medicina alternativa, por un lado irradiaba energía positiva y aliento, y por el otro tenía una profundidad característica para psicoterapeutas. Se presentó como neuropsiquiatra", declaró Kojic.

Zoran Pavlovic es quien diseñó la página web a Dragan Dabic (www.psyparapsy.com), en la que ofrecía terapias en casos de depresión, epilepsia, esclerosis múltiple y problemas sexuales, entre otros.

Tras sus frecuentes contactos con él en los últimos meses le describió en la emisora B92 como "un señor muy amable y fino, inteligente y tranquilo".

"Con su aspecto atraía bastante atención y muchas miradas, con el pelo largo, vestido de negro, alto", declaró Pavlovic, quien se reunía con su cliente en el piso en que éste vivía y en los cafés de Belgrado.

Según Pavlovic, hablaban, además del trabajo, también sobre numerosos temas como la situación política en Serbia, y sobre viajes a diferentes países.

"Una vez le dije que estuve en Holanda, aunque nuestra gente prefiere Italia y España. Le dije que me gustó mucho, que visité varias ciudades, entre otras Amsterdam, La Haya, Scheveningen", cuenta Pavlovic.

"Scheveningen es un lugar excelente, con hoteles, playas, una maravilla. Debería visitarlo alguna vez", le aconsejó Pavlovic, a lo que ése "sólo encogió los hombros y dijo: pues sí, ok".