Oliver Thinda confía en lograr un sueño perseguido por desiertos y en patera

Pamplona.-  Con 16 años, Oliver Thinda salió de Camerún persiguiendo un sueño y no dudó por él en atravesar desiertos y cruzar el mar en patera. Todavía no lo ha cumplido pero está convencido de que podrá hacerlo porque piensa que ya sólo le separa de él un papel que le reconozca la nacionalidad española.

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(EFE)

El camerunés Oliver Thinda posa durante uno de los entrenamientos que realiza en un gimnasio de la localidad de Burlada. Thinda, que salió de Camerún a los 16 años persiguiendo un sueño y no dudó en atravesar desiertos y cruzar el mar en patera, tiene ahora 26 y ha ganado varios torneos en Kick Boxing, pero todavía no puede subirse a un ring para optar a ser el campeón de España por no tener la nacionalidad española aunque desde hace cuatro años es un inmigrante regularizado. EFE/Jesús Diges

Thinda tiene ahora 26 años y hace seis que llegó a Burlada, una localidad junto a Pamplona en la que vive y practica a diario kick boxing durante varias horas. Desde hace cuatro años es un inmigrante regularizado pero todavía no puede subirse a un ring para optar a ser campeón de España.

Ganador en 2008 del CF-4 disputado en Madrid y del K1 celebrado en Barcelona el pasado mes de junio, con el que sumó cuatro torneos de varios luchadores en su haber, los comentaristas deportivos opinan que Thinda se ha convertido en el mejor especialista de este tipo de combates.

Pregunta.- ¿Por qué dejaste Camerún?

Respuesta.- Por mi deporte, no por dinero. En Camerún me gustaba el boxeo pero no tenía posibilidades y decidí viajar a Europa. Después, ya aquí, he descubierto que el kick boxing es mi pasión y no quiero renunciar a ella.

P.- ¿Te ves campeón de España?

R.- No sé cuando, pero lo conseguiré. Estoy preparado y tengo mucho nivel, así que si alguno me puede ayudar con la nacionalidad...

P.- ¿Te ha merecido la pena todo lo vivido?

R.- Sí.

P.- ¿Pero eras muy joven cuando te separaste de tu familia?

R.- Sí y dejé a mis padres y a nueve hermanos.

P.- ¿Y no fue muy duro?

R.- Dos años de sufrimiento desde Camerún hasta llegar. Muchos países. Un viaje muy, muy largo, caminando, en coche, en el desierto, en el agua. Sufriendo mucho. Vosotros lo veis. Nos jugamos la vida.

Podría tardar días en contarlo. Tardamos más de un año en llegar de Camerún a Marruecos. Muchos días sin comer, sin beber, con frío y calor, ganándote la vida como podías.

P.- ¿Sin trabajo?

R.- Aquello no era un trabajo. Recogías arena en los desiertos para cargar camiones porque hacían con ella como unos ladrillos y nos daban 10 dirham al día. Pero en el camino había unas mafias que nos cogían, nos metían en una casa y ellos nos vendían la comida, porque ellos también viven de eso. Hasta los corderos comen allí papel porque no hay de nada y esta gente nos vendía las cosas y hacía que nos quedáramos allí un tiempo para sacarnos el dinero.

P.- ¿Ya en Marruecos sería todo más fácil porque estabas solo de paso hacia España?

R.- No, porque llegas sin dinero y te tienes que quedar ahí trabajando. Saliendo a la mañana para andar por las calles buscándote la vida y si encuentras algo no lo comes solo, lo comes con los amigos que encuentras en el camino. Vivíamos como en familia para no tener la cabeza llena de cosas e intentar hablar y olvidar.

P.- ¿Y al final llega el momento de viajar a España?

R.- Sí, después de unos meses salimos cuatro pateras hacia Fuerteventura y después de tres días llegamos dos. No sabemos qué pasó con las otras. Cuando sales no sabes si vas a llegar o no. Las pateras se fabrican allí, en el desierto, tu ves cómo pegan las maderas, y luego todos para dentro. Ochenta personas. Con suerte llegas, con mala suerte no llegas.

P.- ¿Cómo se superan esas experiencias?

R.- Siempre he sido una persona muy fuerte y siempre con lo que me salía, adelante. Por eso durante el camino tenía un corazón de piedra y me decía: si llego, llego y si no, me muero. Gracias a Dios he llegado y aquí estoy ahora, contento, agusto, con mis amigos, mi gimnasio y mi entrenador.

P.- ¿Te vienes, una vez en España, directo a Navarra?

R.- En Fuerteventura estuvimos un mes, luego fuimos a Málaga y de allí yo vine al norte. Estuve en San Sebastián, en Francia, otra vez en San Sebastián y al final en Navarra.

P.- ¿Y desde entonces cómo es tu vida?

R.- Primero con momentos duros porque sé francés pero el español no lo entendía y además no tenía papeles. En el gimnasio son como mi familia.

P.- De la verdadera familia ¿Nadie ha pensado venir a España?

R.- Me gustaría, porque aunque tengo novia y algún día espero que hijos, si viniera al menos uno me sentiría menos solo, pero en este momento no es posible.

P.- ¿Has pensado en marcharte a otro lugar?

R.- No sé lo que me puede suceder mañana pero por ahora no pienso irme. Gracias a este deporte me he olvidado de lo que he pasado y ahora me siento feliz.