Mohammed Chaib, un diputado catalán del PSC que sigue el Ramadán en la Diada

Barcelona.-  Los astros han querido que este año Mohammed Chaib, el único diputado árabe-musulmán en España, tenga que seguir el ayuno del Ramadán coincidiendo con la Diada de Cataluña, a la que acude en las filas del PSC como catalanista converso.

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(EFE)

Mohammed Chaib, el único diputado árabe-musulmán en España, que este año tendrá que seguir el ayuno del Ramadán coincidiendo con la Diada de Cataluña, a la que acude en las filas del PSC como catalanista converso.

Nacido en Marruecos (Tánger, 1962), Chaib se ha convertido, tras seis años como diputado en el Parlamento catalán y líder de la asociación cultural Ibn Batuta, en referente de la comunidad marroquí en Cataluña, así como de colectivos árabes y musulmanes en España.

Licenciado en Farmacia, Chaib ha sido inmigrante tres veces: cuando recaló con cuatro años en Sant Boi de Llobregat porque su padre lo reagrupó, cuando tuvo que volver a Tánger en 1975 a causa del conflicto diplomático entre Marruecos y España por el Sahara y cuando regresó a España para estudiar Farmacia. Su padre era el vigilante de seguridad de la planta de Solvay en Martorell.

Pregunta.- ¿Qué se siente? ¿Marroquí, catalán, español, europeo...?

Respuesta.- Me siento catalán, español, de origen marroquí, árabe y musulmán. En este orden. Mi primera bandera es la 'senyera', pero no es la única. Soy catalanista en el sentido de mantener viva la cultura y lengua catalanas, y para defender las políticas sociales y los intereses de los catalanes. Rechazo el independentismo.

P.- ¿Cuáles son sus referentes?

R.- Soy catalanista y de izquierdas, pero tengo dos referentes: el pueblo palestino y su capacidad de resistencia, y la lucha de las mujeres en el mundo árabe. Han revolucionado el código de familia haciendo casi imposible la poligamia y prohibiendo bodas antes de los 18 años.

P.- ¿Y los jóvenes?

R.- Sucesos como los de Irán, un país musulmán, son un ejemplo de que las cosas no van a continuar igual. Los jóvenes quieren seguir siendo musulmanes pero en democracia, con libertad, justicia y respeto a los derechos humanos y de ciudadanía.

P.- ¿Se siente aún inmigrante?

R.- Lo he sido doblemente. A mí, los españoles me enseñaron el árabe en el instituto español de Tánger, en donde cursé el bachillerato al volver en 1975. Hoy no me siento inmigrante, aunque he pasado todo el proceso de la reagrupación y el sufrimiento. Me siento un ciudadano como cualquier otro, con los mismos derechos y deberes.

P.- ¿Por qué saltó a la política?

R.- Entré en la lista autonómica del PSC en 2003 de la mano de Pasqual Maragall, con el visto bueno de José Montilla, y con el poyo de Anna Terrón y el ya desaparecido Joan Ignasi Urenda.

Me afilié al partido en 1995, en un momento en el que la inmigración era el centro de atención en España, que pasaba de ser un país de emigración a inmigración. Pensé que podía ser un ejemplo de normalidad. No pasa nada porque un diputado se llame Mohammed.

P.- ¿Es una gran responsabilidad ser el único diputado árabe-musulmán?

R.- Sí, una responsabilidad muy grande. Sobre todo lo fue al principio. Mi objetivo ha sido siempre defender los intereses de los catalanes con total normalidad, pero también lanzar un mensaje a los hijo de la inmigración de que en esta tierra de acogida es posible llegar, que hay posibilidades. Ayudo a muchos ayuntamientos, incluso de otros partidos, a resolver problemas de convivencia.

P.- ¿Existe 'islamofobia' en Cataluña y España?

R.- Se ha expresado alguna vez y la han utilizado para sus réditos electorales antes el PP y ahora Plataforma por Cataluña, sobre todo en contra de la ubicación de mezquitas. Pero en general no hay. Lo que sí que hay es una gran ignorancia, mutua, entre el mundo musulmán y cristiano.