Mikhail Brayshnikov da una lección de danza y teatro en "Tres solos y un dúo"

Madrid.-  Mikhail Baryshnikov ha dejado claro esta noche en Madrid, acompañado de una suprema Ana Laguna, por qué se le considera el más grande de los bailarines vivos: se mueve y produce el raro efecto de dominar la magia de la levedad pero además es capaz de reirse de sí mismo y de interpretar la comedia de la vida con humana complicidad.

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(EFE)

El bailarín y coreógrafo letón Mikhail Baryshnikov (d), una de las grandes estrellas internacionales de la danza, junto a la bailarina Ana Laguna. EFE/Archivo

El bailarín, nacido en Riga (Letonia) en 1948 y asilado en Estados Unidos desde 1974, ha estado acompañado, en las Naves del Matadero del Español, del arte inteligente de la española Ana Laguna, durante años alma y corazón del Cullberg Ballet y esposa del coreógrafo Mats Ek, autor de dos de las cuatro piezas de un espectáculo mágico que han presenciado de cerca, entre otros, Pedro Almodóvar, Joaquín Cortes, Nacho Duato y María Pagés.

Un experto como Ek, que ha asistido a la primera de las cuatro representaciones del montaje, ha sabido encontrar en los dos bailarines, de extracción y formación muy diferentes, un lado común que es toda una fiesta en escena porque han formado un "concubinato" de sintonía y ritmo.

La que fue la más preciada y académica estrella del ballet ruso, el mítico bailarín de las once piruetas en punta, parece haberse adaptado con la misma soltura a Estados Unidos que a la danza contemporánea, en la que se mueve como pez en el agua.

Por eso resulta entrañable que en "Years Later", firmada en 2007 por el francés Benjamin Millepied, se ría de su sombra, proyectada sobre imágenes suyas en la ex URSS cuando era un adolescente que giraba y giraba sin aparente esfuerzo y saltaba como si estuviera sostenido por un cable.

Ahí hace un dúo consigo mismo, con quien fue y con quien es, con quien baila y con quien se contempla en un precioso diálogo en el que hace participar a los espectadores.

En la otra pieza inédita en España, "Valse Fantasie", de Alexei Ratmansky con música de Mikhail Glinka, y estrenada en mayo en la localidad de nacimiento del bailarín, Baryshnikov hace teatro del bueno contando la historia de un seductor sin suerte con la que hace reír en varias ocasiones al público.

Ana Laguna (Zaragoza, 1954) es la protagonista de "Solo for two", una pieza en la que logra con una hondura inusual que una historia de abandono y soledad se convierta, con una mezcla de danza clásica y moderna, en un ejercicio de pulsión y deseo, en el que el bailarín sólo la "acompaña" de lejos.

Por último, "Place", la inquietante pieza final de Ek, pone a la pareja sobre la alfombra y la mesa de la cotidianeidad, en la que se chocan, se encuentran y evitan en una coreografía de gestualidad común en la que los bailarines se mueven como si flotaran.

Baryshnikov y Laguna consiguen en "Tres solos y un dúo" un ejemplo de compenetración artística, una auténtica lección de espectáculo para el que están agotadas las entradas prácticamente desde que se pusieron a la venta.