Las cajas de ahorro de Pandora

Se ha abierto la caja de las Cajas de Ahorro, en la que los males endémicos y hasta la esperanza se guardaban a buen recaudo. ¿Se precisa cirugía urgente para intervenir a las entidades lastradas por el ladrillo y por una gestión más política que profesional o un tratamiento de choque administrado por el fondo de rescate es suficiente? Clientes y trabajadores asisten boquiabiertos a la ansiedad fusionadora que se ha desencadenado en el sector. Jordi Sevilla, del PSOE, y Vicente Martinez-Pujalte, del PP, insisten en la necesidad de abordar un cambio en profundidad que "deje limpias de polvo y paja a las cajas, con capacidad para volver a competir". La polémica reforma de la ley de Cajas es lo que apuntan también expertos como Luis de Guindos, ex secretario de Estado de Economía de Aznar o Emilio Ontiveros, presidente de Analistas Financieros Internacionales (AFI) en el análisis "Pasado, presente y futuro de las Cajas de Ahorro".

Howard Johnson

"Un ataque preventivo en defensa de las cajas para hacer frente a dos riesgos. Uno, que las cajas queden convertidas en entidades de segunda limitadas en función de las autonomías, con la consiguiente pérdida de vigor y potencialidad; y dos, que no puedan alcanzar los niveles de capitalización necesarios para hacer frente a la segunda fase de la crisis financiera". Así explicaba Sevilla, ex ministro de Administraciones Públicas de Zapatero, la motivación que ha empujado a un reconocido grupo de influyentes economistas y políticos a proponer un nuevo escenario para dinamizar un sector esencial a la hora de insuflar vida a la economía.

Los intentos de fusión no se han hecho esperar. El viernes pasado, Elena Salgado, vicepresidenta segunda y ministra de economía presentó el FROB (Fondo de Reestructuración y Ordenación de la Banca) tras aprobarse en el Consejo de Ministros, y aunque falta ratificarlo en el Congreso, parece haber supuesto el pistoletazo de salida de aquellas entidades que lo están pasando mal. Por lo pronto, Caixa Sabadell, Caixa Terrassa y Caixa Manlleu han presentado su proyecto al Banco de España, mientras los políticos tratan de impulsar las alianzas que les permitan mantener el control en estas "entidades en las que no tenemos ni dueño ni patrón y en las que la clase política va metiendo todos los proyectos que tiene comprometidos", tal y como expone un directivo de una caja valenciana. En esta comunidad, la Generalitat está tratando de que CAM y Bancaja se unan en matrimonio. Sin embargo, las dos rechazan la unión al no ver la complementariedad. "Técnicamente es una locura. Lo lógico es que CAM se fusionara con CajaMurcia para ser líder del sureste", explica la misma fuente. Un ejemplo de los movimientos que ya se han puesto en marcha en todas las comunidades. El estrés por reducir el número de cajas no es lo que preocupa a los autores del estudio sobre el futuro de las cajas. Martinez-Pujalte ironiza sobre la ideonidad de que sólo "haya 17 cajas, una por comunidad": "El tamaño no es decisivo, una pequeña puede funcionar estupendamente. El problema es la gestión, ¿cómo se explica la situación de Castilla-La Mancha, arrastrada por el ladrillo, cuando en esa comunidad no se ha construido especialmente frente a la solvencia de CajaMurcia, por ejemplo?", comenta el diputado popular.

La modificación de la ley de cajas se revela como la solución más aplaudida si de lo que se trata es de recuperar el pulso. "El colapso de la confianza en la integridad del sistema financiero mundial, y en la capacidad de los gobiernos de resolver los problemas generados por la crisis, es difícil de exagerar. En un sistema fiduciario basado en la confianza, tal colapso es lo más parecido a una sentencia de muerte". Así de realista arranca Ángel Uribe su exposición sobre la crisis crediticia. El director de Economía Global de Tudor Investment Corporation y ex economista del FMI asegura que "las instituciones que han sufrido pérdidas se caracterizan por un sistema de evaluación y gestión del riesgo muy ineficiente". Un Consejo de Administración profesional es una de las propuestas apuntadas por Sevilla y Pujalte, que implica la despolitización. El FROB representaba una ocasión para propiciar estos cambios pero la realidad es que falta fuerza política para encararlos. Tanto Cataluña como Andalucía han dicho no. Y por ahora, no hay más que hablar. Otro de los asuntos espinosos es el de las cuotas participativas, un potente instrumento para captar recursos propios al que hay que dotar de representación en el Consejo y derecho a voto. Manuel Conthe, ex presidente de CNMV, ha insistido en la importancia de "dar derechos políticos a las cuotas participativas", pues los inversores no asumirán riesgos si carecen de poder aunque se limiten éstas de forma que nunca superen el capital considerado de control, según Sevilla y Pujalte. Pero sindicatos y comunidades interpretan esta opción como una puerta abierta a la conversión de las cajas en sociedades anónimas y no quieren ni oír hablar del tema. Fomentar las fusiones interterritoriales pasa por eliminar la autorización previa de las comunidades autónomas y garantizar la no interferencia política en la cuenta de pérdidas y ganancias, una obviedad para quienes defiende la separación de poderes pero una utopía hoy por hoy.