Carne, tuning & hip hop

Llegar al Madrid Tuning Show & Festival no era tarea fácil. La información disponible en la red señalaba que tan señalado evento tenía lugar en el Pabellón Príncipe Felipe de Arganda del Rey. Pero no. Menos mal que el ayuntamiento había dispuesto autobuses con aire acondicionado que llevaban a los interesados, pocos, al recinto de ferias de la localidad; un descampado en lo alto de una cuesta donde hervían el asfalto, los neumáticos y los cerebros. Un escenario surrealista.

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Allí, según lo previsto, unos centenares de cacharros con millonarias modificaciones, lucían bajo los rayos del primer día de verano.

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También, siguiendo un guión sobre el que lo antropólogos tendrían mucho que decir, se mostraba carne de ambos sexos, refrescada con agua o con lo que hubiera a mano, a lomos —esta expresión lo resume casi todo— de automóviles a los que no cabían más pegatinas ni más chismes brillantes.

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A la entrada regalaban sombreros. No era sólo una iniciativa de mercadotecnia sino que el obsequio adquiría otro sentido una vez descubierta que la unión de máquinas, sol y asfalto puede convertir en un infierno el lugar más inesperado.

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Aunque para distraer a la concurrencia nada mejor que una lluvia de tópicos. La buenorra, el buga y la manguera con agua fría forman un cóctel difícil de superar. En esta imagen falta el chorro de agua fría por razones que vienen al caso pero que tienen mucho que ver con el hecho científicamente demostrado de que mezclar líquidos y cámaras de fotos no es una buena idea.

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En el otro lado, sobre una tarima cuya temperatura amenazaba con derretir todo lo que se acercara a ella, un grupo de tipos con unas habilidades rítmicas y atléticas impresionantes, mostraban, como ellas, anatomía y dotes para la danza. Las chicas, por razones en las que no es preciso ahondar, tenían más 'followers'.

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Bien es cierto que las chicas lanzaban agua, besos y calendarios caducados de la revista Play Boy y ellos una especie de pollitos de peluche, unas rimas muy ocurrentes y todo lo que un cuerpo joven y bien entrenado puede ofrecer a un público acalorado.

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En el capítulo de tendencias se impone el short vaquero, en todas sus modalidades —en especial la 'very short'—. Haciendo abstracción del logo de Protección Civil y de todo lo demás sería conveniente una consultoría de Ana Serrano para explicar esta imagen con más detalle.

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En esta otra foto vemos otro de los clásicos de este tipo de eventos, las 'chonis posantes' acompañadas de sus respectivos churris armados con cámaras compactas y que las inmortalizan apoyando el trasero en todas las carrocerías disponibles, que eran muchas y coloridas.

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Y, por supuesto, los orgullosos propietarios. Éste, un chaval muy majo, nos confesó que se había gastado unos 30.000 eurillos en darle un aire nuevo al vehículo.

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Aunque no todo era carne. Que esta gente tiene su corazoncito y una extraña tendencia a forrar las cosas de peluche, en especial si son atronadores equipos musicales que sólo dejan espacio en el maletero para pasajeros que corren peligro de quedarse sordos.