Accidentes sexuales

"Carradine murió debido a un accidente sexual". Éste es el titular de la noticia más leída en elmundo.es, líder mundial en información en castellano, el pasado sábado. El lector que pinchaba podía sentir una ligera decepción con el antetítulo: "Hipótesis de la policía". Pero rápidamente recobraba el ánimo con la segunda posición del top informativo: un análisis de las orgías de Berlusconi titulado "Berlusconi, chicas y fotos". Completando el podio, en tercer lugar pero no por ello menos importante, el bueno de Enrique del Pozo contaba cómo fue sodomizado por un sacerdote cuando era un niño. Del Pozo, no el sacerdote. "Un cura abusó de mí a los once años", rezaba el encabezamiento.

Los accidentes sexuales son algo habitual. Cosas que pasan. ¿A usted nunca se le ha roto un preservativo? ¿No se ha desvanecido tras hacer el amor doce veces seguidas? ¿Nunca le ha puesto un obispo la mano en la rodilla? ¿Jamás le han grabado desde un armario cuando estaba vestido con ropa de mujer y han repartido el vídeo entre sus amistades? En este mundo mediático, donde nuestros movimientos cotidianos son observados por infinidad de ojos, las actitudes excéntricas son piezas muy cotizadas por la prensa y televisión sin escrúpulos. Observen la mala fortuna de Yola Berrocal con su vestido en el programa 'Sálvame' (Telecinco)...

Si a Max Mosley, presidente de la Federación Internacional de Automovilismo, le gusta ser humillado, ponerse pinzas en los pezones y clavarse chinchetas en el escroto... pues bendito sea. ¿Es buen presidente de su federación? ¿Sí? Pues entonces lo que haga con sus pezones, su escroto y su honra me importa un pimiento. Pertenece a su vida íntima. Otra cosa sería que la señorita que le cuelga las pinzas, le taladra el escroto y le escupe en la cara sea una prostituta, menor de edad, que ha llegado al picadero en un avión pagado por la federación.

Es buena señal que el sexo de contrabando no sea un estigma social. Berlusconi, sin ir más lejos, ha sobrevivido a las elecciones europeas incluso después de que el diario El País haya mostrado algunas fotos de sus amigos y del interior de su vivienda. "Son una prueba fehaciente de que Berlusconi está perpetrando un continuado abuso de poder, capaz de arruinar el Estado de Derecho y el sistema democrático en Italia", asegura el editorial del diario de Prisa. Me tienen que perdonar, pero en esas imágenes yo no veo ni abusos de poder, ni destrucción del Estado de Derecho. Sólo veo unas fotos malas, torpemente pixeladas, en las que lo único repugnante que se puede ver es la erección morcillera de un primer ministro checo. Ni menores prostituyéndose, ni vuelos oficiales transportando invitados particulares, ni nada de nada. Fotos robadas, vendidas, compradas y finalmente publicadas por entregas. Prensa amarilla.

No entiendan este post como una defensa de Berlusconi, por lo que más quieran. Il Cavaliere es un accidente (sexual) en sí mismo. Sólo estoy buscando una explicación al por qué la derecha se niega a castigar la corrupción. "Italia es un país masoquista y tiene lo que se merece", aseguraba Umberto Eco mucho antes de ver las fotografías y conocer los resultados de las elecciones europeas. Así las cosas, un modesto bloguero no puede ir más lejos que un filósofo piamontés. Respondan: ¿España es un país masoquista y tiene lo que se merece?

P.D.

Sólo La 1 (TVE) y Antena 3 prestaron atención a los resultados de las elecciones europeas. A las diez de la noche, y mientras estas dos cadenas retransmitían en directo la comparecencia de una vicepresidenta del Gobierno robótica y un Rubalcaba de adorno, en Cuatro emitían 'Viajeros', en Telecinco 'Aída' y en La Sexta 'Salvados'. Inmediatamente después Antena 3 enchufó 'La chica de ayer' y se desenganchó de la política internacional. Entonces sólo quedó la televisión pública. Que para eso está, ¿no?

Un motivo para no ver la televisión

Cómo una moto (La vida galopante de John Belushi).
Autor: Bob Woodward.
Editorial: Papel de liar / Global Rythm.

Reventó. Atiborrado de drogas, alcohol y grasa, John Belushi, personaje excesivo, actor histriónico y cantante feroz, se despeñó definitivamente el 5 de marzo de 1982, a los treinta y tres años de edad. En la cumbre de una carrera marcada por los excesos, una sobredosis de speedball acabó con la vida del gordo de los Blues Brothers.

La historia de Belushi es la historia del lado sórdido de la industria cinematográfica. Y de la industria de la televisión: no olvidemos que Belushi intervino en más de 80 episodios del popular 'Saturday Night Live'. Dinero, vanidad y drogas. La gasolina que hace que funcione el motor del cine y la tele, el mismo que terminó triturando al compañero de Dan Aykroyd.

Bob Woodward, redactor jefe del Washington Post y paisano de Belushi, alcanzó la cumbre de su carrera con los reportajes sobre el Watergate. Un trabajo que hundió a Nixon. Cuando Woodward escribió "Como una moto" Belushi ya estaba hundido. Y enterrado. Lo que no impide que la biografía tenga una intensidad brutal: describe con una espectacular minuciosidad el viaje que llevó a Belushi de Hollywood a la tumba. Mucho más que la biografía de un colgado.