Destacan el "buen negocio" de la atención a la dependencia en época de crisis

Mérida.-  Expertos y políticos han destacado hoy en Mérida la importancia económica que tiene la atención a la dependencia en un momento de crisis como el actual, "un buen negocio", se ha llegado a decir, ya que, por ejemplo, fue el único sector en el que creció el empleo en España en 2008.

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(EFE)

Mesa presidencial del Congreso Europeo sobre la Autonomía Personal y Dependencia, con el presidente extremeño, Guillermo Fernández Vara (c), la vicepresidenta nacional de Cruz Roja, Carmen Colmeiro (d) y la delegada del Gobierno en Extremadura, Carmen Pereira (i), entre otros.

Mérida acoge hoy y mañana el Congreso Europeo sobre Autonomía Personal y Dependencia, al que asisten unos 200 trabajadores y profesionales de estas áreas de varios regiones españolas, Guinea Bissau y Ecuador, y que cuenta con la participación de prestigiosos sociólogos y expertos de distintos países europeos.

El congreso, organizado por la Fundación Academia Europea de Yuste y la Cruz Roja Española, ha sido inaugurado hoy en un acto en el que ha intervenido el presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara.

El sociólogo y coordinador del Observatorio Estatal de la Discapacidad, Antonio Jiménez Lara, ha indicado que la Ley de Dependencia se está "notando ya" a la hora de solucionar un problema, pero también está generando actividad económica y empleo en plena crisis.

En este sentido, ha subrayado que los servicios sociales fue el único sector en el que creció el empleo en España en 2008, y lo hizo bastante en el segundo semestre, en el que más se destruyó empleo.

En declaraciones a los periodistas, ha indicado que los ocupados pasaron de 330.000 a 385.000, aproximadamente, cuando la ley no ha llegado a su grado máximo de cobertura, lo que significa, a su juicio, que apostar por ella es "un buen negocio".

La delegada del Gobierno, Carmen Pereira, ha apuntado en el acto inaugural que entre enero de 2007 y septiembre de 2008 se han creado en España 77.000 empleos en servicios sociales ligados a la dependencia, además de que se han dado en la Seguridad Social a 43.000 cuidadores.

En esta línea, Fernández Vara ha aseverado en su discurso que la social "es la política más productiva que puede haber" y ha rechazado la dualidad y la incompatibilidad entre la política social y la económica.

Ha puesto como ejemplo que, si una familia tiene asegurada salud, educación y dependencia, "es más valiente gastando que aquella que no lo tiene garantizado".

Fernández Vara ha planteado qué pasaría si, en plena crisis de consumo, el ciudadano tuviera la duda de qué va a pasar con él en el futuro cuando sea dependiente, por lo que ha concluido que las políticas sociales "de envergadura" contribuyen al desarrollo económico.

"Entonces por exceso de ingresos -en referencia al momento en que surgió la Ley de Dependencia- y ahora por priorización en el gasto", hay que invertir en política social, ha dicho.

En su opinión, la nueva ley es "es toda una filosofía de trabajo", ya que, además de crear empleo o fomentar la solidaridad interregional, ofrece "confianza en el futuro", al alargar el tiempo en que una persona puede valerse por sí misma.

El director de la Fundación Academia Europea de Yuste, Antonio Ventura Díaz, ha señalado que la realidad a la que se enfrentan las personas con discapacidad en Europa es, por ejemplo, una tasa de desempleo dos veces más alta o que una de cada dos no haya accedido a actividades de cultura, ocio y deporte, lo que genera "aislamiento".

Díaz ha considerado que "no hay cambio real sin ética en la política" y que familias o discapacitados deben cada día "marcar contrapuntos a las melancolías".

La vicepresidenta nacional de Cruz Roja, Carmen Colmeiro, ha centrado su intervención en la importancia de apoyar a los cuidadores familiares, uno de los pilares de la ley, ya que esta labor les provoca sobrecarga física y psicológica, más gastos, pérdida de trabajo remunerado o aislamiento social.

El 83 por ciento de los cuidadores son mujeres, tienen una media de 52 años -un 20% superan los 65 años- y un 80 por ciento carece de ocupación remunerada, según Colmeiro.