Dos caballeros en la cima del tenis y la vida

Las imágenes de la entrega de trofeos borran de golpe todo lo anterior. Importa poco si fue un gran partido —que lo fue—, si Nadal es el primer español que gana el Abierto de Australia o si esta victoria le refuerza como 'número uno' del mundo. La rivalidad de estos dos hombres es una lección de vida. Batallar hasta la muerte frente al rival, sin piedad ni concesiones, y ganar o perder con respeto y humildad. Vale para el deporte. Vale para la vida.

(EFE)

Uno pensaba que no habría nada nuevo que contar sobre los duelos entre Federer y Nadal. Después de la final de Wimbledon se acabaron todas las hipérboles. Difícilmente nos veríamos en un estado similar tras haber vivido el verano pasado la, posiblemente, mejor final de la historia —ya se sabe que casi siempre lo último es lo mejor—.

Y concluyó el partido tras cinco intensos sets, con golpes tan geniales como otras veces. Emocionante, pero con la sensación de lo ya vivido. Entonces se activa el protocolo, homenaje a antiguas leyendas, Rod Laver en la pista, agradecimientos y Federer sube a recoger el premio de consolación. Chillidos en la grada y la mención de un espectador a las 14 victorias de Sampras que acecha Roger y que, esta vez, tampoco ha podido alcanzar. El suizo se quiebra. "Otra vez será", dice. Y no puede hablar. Rompe a llorar. Nadal le mira, a lo lejos, serio, sin ningún asomo de euforia. Todo el mundo le observa, intenta retomar la palabra, pero no puede. Llora, como un hombre, por su derrota. Otra vez ha perdido con Nadal. Lo hace ante millones de personas, sin taparse los ojos. Se retira entonces para dejar que al campeón le entreguen el trofeo.

Rafa Nadal sube serio al estrado y le da una palmada. Ha ganado su sexto torneo de 'Grand Slam'. Algunos se preguntan si no será él, que aún tiene 22 años, quien alcance primero a Sampras. Pero da la impresión de que en ese momento le importa mucho más el dolor de su rival. Recoge un trofeo que hasta hace no mucho se antojaba imposible para un español. Apenas lo alza por encima de sus hombros. No quiere exhibir la victoria delante de un Federer que sigue desconsolado. Como nunca le habíamos visto.

(REUTERS)

Si puedes encontrarte con el triunfo y el fracaso

y tratar a estos dos impostores de la misma manera"

(...)

"Y si puedes obligar a tu corazón, a tus nervios y a tus músculos

a servirte en tu camino mucho después de que hayan perdido

su fuerza,

excepto la voluntad que les dice "¡Continuad!"

(...)

"Si puedes hablar con la multitud y perseverar en la virtud,

o caminar entre Reyes y no cambiar tu manera de ser"

(...)

tuya es la Tierra y lo que hay en ella,

y —lo que es más— serás un hombre, hijo mío".

Es fácil pensar en Kipling al ver a estos dos deportistas, como si alguien les hubiera grabado a sangre y fuego en la cabeza el clásico 'If'.

Habla Nadal y sus primeras —y casi únicas— palabras son para Federer: "Perdona lo de hoy, sé como te sientes, recuerda que eres de los mejores de la historia y que vas a alcanzar a Sampras... Enhorabuena por toda tu carrera". Cuando acaba se abrazan, casi de lado. Como muchas veces hacemos los hombres por estúpido pudor, cuando de verdad querríamos abrazarnos con todas las de la ley. Pero está todo dicho. Ellos saben hasta dónde llega su respeto y nosotros somos unos espectadores privilegiados de una de las rivalidades más emocionantes e inspiradoras que jamás veremos. En el deporte y en la vida.

Para saber más:

• En rtve.es: El vídeo con las lágrimas de Federer.
• En Sin Red (elmundo.es): Budge, Laver... ¿Nadal?
• En soitu.es: Nadal, el deportista de los deportistas (18-08-2008).
• En soitu.es: Nadal se lo lleva todo, también el Príncipe de Asturias (03-09-2008).
• En crazyworldoftennis.blogspot.com: Las lágrimas de Roger Federer.
• En australianopen.com: La página oficial del torneo.
• En atpworldtour.com: La web de la ATP.