Mucho más que el bar de la esquina

Según últimos recuentos, en España hay un bar por cada 125 habitantes, y tan sólo en la capital hay 9.037 según el Anuario Económico de España 2008. Demasiada oferta donde escoger. Los bares madrileños buscan el toque diferenciador y la imaginación se apodera de las barras. Tomar café nunca había sido tan enriquecedor.

¿Te hace un café con vistas al casco antiguo de Madrid?

Nuestra primera propuesta es El bandido doblemente armado, un café bar librería situado junto a la calle de Fuencarral, que este año celebra su séptimo aniversario. El nombre es el título de una novela de Soledad Puértolas, ya que son sus hijos quienes regentan este lugar. ¿Lo que conquista del local? Poder escoger libros con detenimiento, dejando muy atrás las compras impulsivas, e incluso leerlos, mientras tienes en tus manos una taza de café. No dejes de echar un vistazo a su agenda, pues las exposiciones, presentaciones o talleres son habituales. Si te apetece una tarde así, pásate por la calle de Apodaca 3.

En la azotea del edificio que la UNED tiene en Lavapiés se encuentra Gaudeamus café, algo más que una cafetería universitaria. Lo mejor de este sitio es sin duda su entorno. Lo que hoy se conoce como el aulario de las escuelas pías fue en otro momento los escolapios, una biblioteca construida sobre las ruinas de una iglesia del siglo XVII. Con este decorado no resulta extraño encontrar gente siempre en el café leyendo, escribiendo. Los dueños apuestan además por la cultura. A las exposiciones de fotografía o pintura (que suelen variar cada tres semanas) se suman actividades de lo más diverso: desde cuentacuentos en diferentes idiomas a música en directo pasando la magia en directo. Su última propuesta: cursos de cocina los fines de semana. Su dirección es calle de Tribulete, 14.

Los amantes del cine apreciarán la propuesta de Café Diurno (San Mateo, 37): cafetería y videoclub en el barrio de Chueca. Y si te pueden las ganas de llegar a casa para ver la película que hayas encontrado, tienes la posibilidad de hacer uso de su servicio 'take away'.

También sigue habiendo tardes de domingo de las de antes, de las de juegos de mesa, de las de partidas interminables alrededor de un tablero. Pero ahora el punto de encuentro ya no es el salón de tu casa, es el número 20 de San Vicente Ferrer. Allí se encuentra el Estar Café, un bar bastante tranquilo que representa como nadie la sensación 'acogedora'. Ellos ponen las fichas. Tú, las ganas de jugar.

Sin abandonar esta calle, en el número 25, está un bar pequeño, lleno de gente con una cerveza en una mano y un cigarro en la otra que clavan sus oídos al final del pasillo. Allí hay un atril, un foco, y la posibilidad de leer tus relatos ante el público. Es el Bukowski Club. Este rincón malasañero tiene a gala la organización de 'jam sessions' de lectura, es decir, sesiones abiertas en las que cualquiera puede compartir sus escritos. Así de simple: llegas, te apuntas y lees. Hay quien desahoga sus problemas de desamor, hay quien consigue que sus oyentes no paren de reír, hay gente que lee por primera vez, hay lectores habituales... Pero sobre todo hay una forma diferente de disfrutar la literatura. Y si vas y te gusta lo que escuchas, o eres de los que ha leído, has de saber que tus palabras no caen en saco roto. El bar tiene el blog Las papeleras de Buk, donde recogen los textos participantes.

He aquí sólo algunos planes, pero si algo bueno tiene Madrid es que es una ciudad en constante evolución, capaz de sorprendernos cada día. Estas son nuestras propuestas, ¿cuáles son las tuyas?