Las pequeñas batallas del día a día

Que al terminar un tebeo, al cerrarlo, tengas la piel de gallina significa que estás sin duda ante un buenísimo tebeo. Éste del que vamos a hablar hoy podría situarse entre uno de los mejores tebeos de todos los tiempos, sin duda del año en Francia, y por supuesto en España. 'Los Combates Cotidianos' va por su cuarto número y su autor es Manu Larcenet.

ampliar foto

Manu Larcenet es uno de los autores más prolíficos de la última hornada de artistas franceses, y, además, siempre con obras de altísima calidad: ha creado 'La Mazmorra', 'El retorno a la Tierra' y álbumes como 'La línea de fuego', 'Una aventura rocambolesca de Vincent Van Gogh' o 'Los superhéroes injustamente desconocidos', de los que ya hablamos aquí.

Esto demuestra que es un autor ante todo versátil, pues es capaz de tocar el humor, las aventuras y la realidad cotidiana. Sin embargo, su obra culmen es 'Los combates cotidianos', por cuyo primer álbum ganó en el 2004 el Premio al Mejor Álbum en el Festival de Angouleme.

Este cómic trata la vida de Marco, que en su primer tomo es un fotógrafo joven, con ciertos problemas que trata de solventar mediante el psicoanálisis y a los que debe enfrentarse con la certeza cada vez mayor de que no sabe cómo hacerlo.

La vida de Marco va evolucionando número a número hasta que llegamos a este cuarto volumen, del que, aunque quiero, no voy a contar nada para todos aquellos que decidáis empezar a disfrutar de esta verdadera obra maestra desde el comienzo.

Las razones que convierten a 'Los combates cotidianos' en algo tan especial son varias:

En primer lugar, el dibujo de Larcenet no es que sea algo espectacular, pero es bueno, lo suficientemente bueno como para funcionar en lo que le pide el guión, que es donde recae todo el peso de la grandeza de esta obra. Luego esta la caracterización de los personajes. El protagonista, sus motivaciones, sus angustias, queda expuesto de una manera soberbia. Y no solo él, sino todos los secundarios que van apareciendo. Después están algunos monólogos de carácter filosófico que mantiene el protagonista que son para enmarcar, y por último están esos diálogos, pura magia, completamente creíbles, que te hacen meterte en el tebeo y sentir que estás al lado de cada personaje, apoyar al que te cae bien, gritar al que odias.

Diálogos en definitiva que se deberían aprender en escuelas de cómics.

Es un cómic que me apasiona. El tercer volumen hasta la fecha es insuperable. No os perdáis la posibilidad de leer uno de los mejores tebeos que se están publicando en estos momentos.

* Ricardo Mena es nuestro experto en cómics.