Hong Kong se rinde a la realidad económica tras el embrujo del Año Nuevo Lunar

Hong Kong.-  Maestros del Fung Shui, políticos y público en general despiden con sabor agridulce las celebraciones del inicio del Año del Buey con el regreso a la actualidad de unas previsiones económicas más que preocupantes.

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(EFE)

En la imagen, un ciudadano pasa por delante de un panel electrónico con información bursátil en un banco de Hong Kong, China. EFE/Archivo

Para Hong Kong, hoy es el tercer y último día de las festividades que han dado la bienvenida al Año del Buey, según el tradicional calendario lunar chino.

Tres días de reuniones familiares, excesos gastronómicos, un llamativo desfile de comparsas y carrozas, fuegos artificiales en un escenario de excepción, el Puerto Victoria; y un alto de toda actividad no relacionada con el ocio y las compras.

Tras el obligado paréntesis de las festividades, la prensa, que retoma su actividad tras dos días de tregua, ha devuelto a las portadas de los diarios los malos datos económicos que se esperan para los próximos meses, lo que aquí ya se denomina familiarmente como "tsunami financiero", y al que, a partir de mañana, habrá de enfrentarse la ex colonia británica.

La semana pasada, el Gobierno local publicó las cifras provisionales de desempleo para el cuarto trimestre de 2008 que, ya en un 4,1 por ciento, llevaron a las autoridades locales a pedir a las empresas que hagan lo posible por evitar licenciar a empleados.

También advirtieron que lo peor llegaría tras las festividades del Año Nuevo Lunar, con más cierres de comercios y restaurantes, menos exportaciones y un descenso del turismo.

El domingo, en su mensaje a los hongkoneses, el jefe ejecutivo de la ciudad, Donald Tsang, insistió en la necesidad de mantener el consumo, y predicó con el ejemplo.

"Mi mujer y yo disfrutamos haciendo las compras del Festival de la Primavera. Estoy encantado de ver que las ventas minoristas están resultando mejor de lo esperado, y feliz de ver a la gente volver a casa con bolsas llenas de productos".

Pero a pesar de que tanto el desempleo como la recesión ya se habían anunciado semanas y meses atrás, un bastoncito de madera en un templo taoísta de Hong Kong pareció infligir el bofetón definitivo a la ciudad.

El bastón en cuestión, con el número 27 dibujado en él y escogido al azar por un funcionario durante una ceremonia religiosa, es sinónimo de malos augurios, pues relata la historia del primer emperador de la dinastía Qin, Qin Shihuang, quien desató la oposición de sus súbditos con la construcción de la Gran Muralla.

La interpretación de este número por religiosos y maestros de Fung Shui, la geomancia china, abarcó desde el enfrentamiento entre la población y el Gobierno local, a la imposibilidad de Hong Kong de aislarse de las turbulencias económicas mundiales, una advertencia poco novedosa si se tiene en cuenta que la ex colonia británica es uno de los centros financieros del planeta.

Sin embargo, el año pasado, también por estas fechas, dos "analistas" del porvenir, Peter So Man-fung y Sandra Sweetman, auguraron desde la prensa local un crecimiento económico continuado para 2008, una ausencia de crisis alimentarias y una estabilización seguida de una subida para el sector inmobiliario.

Ni un mes después, la Bolsa de Hong Kong sufría un impresionante batacazo, seguido de varios más a lo largo del año, con los que perdió cerca de un 50 por ciento de su valor al término de 2008; dos episodios de gripe aviar casi acaban con la venta de aves vivas en Hong Kong; y la intoxicación por melamina cruzó la frontera desde China.

Por su parte, el sector inmobiliario, tocado en 2008, espera con cara de circunstancias nuevas pérdidas para los próximos meses.