"El pase del Niño viajero" y un intenso comercio marcan la Navidad en Ecuador

Quito.-  "El pase del Niño viajero", que se realiza la víspera de la Navidad en la ciudad de Cuenca, marcó hoy la celebración por el nacimiento de Jesús, en medio del frenesí comercial de millones de consumidores ecuatorianos.

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Como hace 47 años, en Cuenca, en el sur de los Andes ecuatorianos, una de las regiones más golpeadas por la emigración de sus habitantes al exterior, más de 50.000 personas se congregaron para celebrar "El pase del Niño viajero".

Esa celebración empezó esta madrugada, con la vigilia de cientos de fieles en la Iglesia de El Carmen, donde reposa la imagen del "Niño viajero", para luego dar paso a su traslado al templo del Corazón de Jesús, donde empieza una nutrida procesión.

El traslado de la imagen de El Carmen estuvo hoy a cargo del alcalde cuencano, Marcelo Cabrera, quien llevó al Niño en brazos hasta el Corazón de Jesús, en el casco colonial de Cuenca.

La procesión de la imagen sagrada es acompañada por cientos de carruajes alegóricos y comparsas organizadas por los barrios de Cuenca.

La imagen es una escultura elaborada en 1823, que cobró importancia hace 61 años, cuando el sacerdote ya fallecido Miguel Cordero, la llevó a Roma y a Belén para que fuera bendecida.

Ese mismo año, Cordero regresó con la imagen, y una de las principales devotas, Rosa Pulla, al verla, exclamó: "Llegó el viajero".

Esas palabras marcaron entonces una celebración que se ha repetido año a año, pero que cada vez ha tomado más fuerza, sobre todo por la devoción que le profesan los cientos de emigrantes, que regresan por estas fechas para participar en la procesión.

El desfile concluye con el regreso del Niño viajero a la iglesia de El Carmen, tras recorrer unos tres kilómetros por las calles cuencanas.

La congregación de hermanas carmelitas, custodias de la imagen, reparte "chicha", una bebida de avena, pan y caramelos, como agradecimiento a los participantes.

Sin embargo, es notorio que la celebración religiosa lucha por permanecer como en el pasado, aunque cada vez penetran más algunos elementos de la cultura occidental, como Papá Noél, con cuyo atuendo se visten varios de los que participan en la procesión.

También el desenfrenado comercio se enfrenta con la celebración religiosa, pues en casi todas las ciudades ecuatorianas se registra una intensa actividad de ventas.

El incansable ir y venir de cientos de miles de consumidores ha llevado a la Policía ecuatoriana a aplicar una operación especial en esta época, y por ello ha desplegado unos 16.000 efectivos para controlar la seguridad y el tránsito en todo el país.