Fallece Bettie Page, pero el mito seguirá vivo

El nombre de Bettie Page se asocia irremediablemente al de las pin-ups de los años 50, al de las reales, en concreto al de una modelo que revolucionó a la sociedad cuando apareció por primera vez en la portada del Playboy de enero de 1955. Desde entonces, el nombre se hizo más grande que la persona, hasta convertirse en un icono, en un mito.

En un posado para 'Playboy'.

Los mitos nunca mueren, pero las personas sí. La Bettie Page persona ha fallecido hoy, víctima de una neumonía a los 85 años de edad en Los Ángeles.

Muchas han sido las modelos que han posado desnudas, muchas las que se han considerado pin-ups, pero ninguna logró adquirir ese halo de importancia, de perdurar en el tiempo, que consiguió Bettie Mae Page.

Sus comienzos fueron, digamos, convencionales en esto de posar desnuda delante de una cámara. Para ganarse la vida empezó posando delante de su primer marido, pero no fue hasta que se traslado a nueva York y conoció a Bunny Yeager, que sus fotos empezaron a salir en el Playboy y de ahí al estrellato, aunque, para ella, el dinero no empezara a aparecer tan rápidamente.

Lo que hacía realmente especial a Bettie Page es que era capaz de posar con verdadera ingenuidad, pero también de protagonizar sets de bondage, spanking y fetichismo (donde alternaba el papel de ama y esclava), algo que hizo que estas filias se hicieran más populares entre los no habituales. De hecho, algunos investigadores de carácter freudiano veían en ello la representación de la doble cara de la América de los años 50.

El éxito de Bettie Page cesó abruptamente cuando fue citada a declarar para dilucidar si la pornografía tenía algo que ver con el aumento de la delincuencia juvenil (algo que recuerda a los juicios que obligaron a la creación del famoso Comics Code). La Page no acudió y desde entonces desapareció de la vida pública. Esto no hizo sino aumentar el interés por ella, y el merchandising, las publicaciones, y los clubes de fans aumentaban por doquier.

Mientras, la protagonista, ajena a esto, pasaba por su propio infierno particular. Se entregó a la religión, renegando en un primer momento de su pasado. Luego, en la década de los 70, le fue diagnosticada esquizofrenia. Sus escasas apariciones públicas daban lugar a multitud de rumores, ya que nunca se dejaba fotografiar.

Al final de su vida, hizo unas declaraciones en las que dijo que ya no se arrepentía de haber posado desnuda, básicamente por los pingües beneficios que le había reportado.

Hoy se nos ha ido un mito, pero hoy su estrella brillará más que nunca, y todos la recordaremos de la mejor manera. Unos, sacando más productos en su honor, y otros comprándolos.