Quédate con sus caras: son los hombres de ZP para la crisis

Quédate con sus caras. Son, de izquierda a derecha, David Vegara, Javier Vallés y Soledad Núñez. El secretario de Estado de Economía, el director de la Oficina Económica de Zapatero y la directora general del Tesoro. Tres segundones que han jugado un papel de primera en el plan que ayer anunció Zapatero.

De izda. a dcha., David Vegara, Javier Vallés y Soledad Núñez.

Tres perfiles más bien técnicos —salvo el de Vegara, que va tomando algún tenue tinte político— representan a los tipos que, tutelados por Solbes, han pergeñado, escrito y ultimado el plan que ayer por la tarde anunció el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. Aún hoy, todavía a estas horas y pese a las Bolsas mundiales, es la primera medida adoptada desde las elecciones generales, que ha levantado unanimidad positiva hasta en la oposición y la prensa de derechas.

Que la alegría en casa del pesimista sea flor de un día es ya otro asunto. Aunque las Bolsas asiáticas y el contexto internacional han arruinado el desayuno con sonrisa a los analistas y supuestos expertos, que 'nos quiten los bailado' decía esta mañana un catedrático de Economía, reconciliado de pronto con los hombres económicos de ZP.

Fue a mitad de la semana pasada cuando José Luis Rodríguez Zapatero le pidió a Pedro Solbes un plan rotundo, que diera respuesta a los dos grandes problemas de la economía española: el miedo de los ciudadanos por sus ahorros y la falta de liquidez en los mercados interbancarios para bancos y cajas. La falta de dinero para prestar asfixiaba a las entidades.

Solbes, como siempre, matizó el ímpetu presidencial. Expuso algunos de los riesgos de las medidas y sus deseos de no precipitarse, pero se comprometió a tener una respuesta rápida y sólida. La situación no estaba para bromas. Así lo transmitían no sólo los empresarios amigos del ministro de Industria que llegaban hasta Zapatero, sino los banqueros y alguno de los grandes ricos del país, cuya fortuna se ha visto mermada en las últimas semanas, pillados en Lehmann Brothers y otros bancos de inversión.

A partir de ese momento, David Vegara, el secretario de Estado de Economía y número dos de Solbes, quedó encargado de la coordinación del plan y de poner sobre papel todas las propuestas. Con la colaboración del director general de la Oficina Económica de Zapatero, Javier Vallés —un tipo con un perfil mucho más suave y ágil que el de sus dos antecesores, Miguel Sebastián y David Taguas—, los técnicos de Economía se sentaron manos a la obra.

Solbes y Vegara tenían claro que lo importante era la inyección de dinero para los bancos y las cajas. Desatascar la líquidez. Pero también era clave frenar el miedo de los ahorradores. De ahí la necesidad de pasar por el aro en lo de aumentar las garantías para los depósitos, aunque fuera una medida más bien psicológica. Como dijo el gobernador del Banco de España ayer, se trataba no tanto de mitigar el miedo del ahorrador, como de evitar la competencia desleal de los bancos de otros países de la UE.

Como Fernández Ordóñez, Solbes —ambos son viejos europeístas— se tragó su cabreo con Irlanda por garantizar los depósitos unilateralmente —y luego con Alemania y otros cinco miembros más de la UE—, pero desde el primer momento pidió a Zapatero respeto para con las normas de la UE. Si los demás dinamitaban la Unión, al menos que España mostrara sus buenos modales y educación. Durante décadas hemos sido receptores netos de ayudas de esa Europa unida que ahora se tambalea otra vez.

Al caserón de la calle de Alcalá —el viejo edificio de Aduanas que ocupa el Ministerio de Economía y Hacienda— comenzaron a llegar, durante la semana pasada, tanto papeles de algunos departamentos económicos, como los técnicos a los que llamó Vegara.

Segundones de primera

¿Quiénes son estos tres personajes a los que el ciudadano normal no pone cara?

• Vegara es el número dos de Solbes. Debía haber sido ministro en esta legislatura, pero dicen que, a petición propia, se quedó donde estaba, con Pedro Solbes. Procedente del grupo de Intermoney, director general del Departamento de Sanidad de la Generalitat, con los años que lleva al lado del vicepresidente, para sorpresa de muchos, se ha ido mimetizando con el perfil suave y grisáceo de Solbes. Eficiente, pensador —un lujo en estos tiempos— y leal, Vegara ha apostado por ser la sombra del vicepresidente y aprender a su lado —no en vano, Solbes lleva una vida en política, jugando a funcionario gris— antes que mutar hacia papeles más estelares y cercanos. Hubo un momento en que tuvo muy fácil formar parte del grupo de Miguel Sebastián, pero ha sobrevivido gracias a un difícil equilibrio de lealtades y no pocos disgustillos. Solbes confía en su buen criterio y mano izquierda.
• Javier Vallés, como ya hemos dicho, tiene un perfil con menos aristas que sus predecesores, aunque llegó a la oficina económica de La Moncloa de la mano de Miguel Sebastián y dentro del grupo de 'los minnesotos' —que han pasado una temporada en la universidad de Minnesotta, como el propio Sebastián—, pero también formado en la fábrica del servicio de Estudios del Banco de España. Tipo con un perfil mucho más técnico que político, está ganando posiciones al lado de Zapatero (ahora ya más por méritos propios que por influencia del ministro de Industria). Prueba de ello es que Zapatero se lo llevó a la cita con los banqueros el pasado lunes y anoche hizo su puesta de largo ante la prensa, al quedarse para explicar a un escogido grupo de periodistas las medidas anunciadas por el presidente del Gobierno.
• Pero quizá sea Soledad Núñez, la directora general del Tesoro —el organismo que a partir de ahora regará dinero entre bancos y cajas mediante subastas para comprar títulos— el perfil más interesante. Tan 'plana' como los dos anteriores —es decir, comedida y sólida— es considerada una segunda de primera. Núñez reúne en sí misma una saludable y bien administrada experiencia en cuanto a las sensibilidades distintas que habitan en los tres puntos neurálgicos de nuestra economía: el ministerio de Solbes, el Banco de España de Miguel Ángel Fernández Ordóñez y la más joven Oficina Económica de la Moncloa. Porque Núñez ha trabajado en los tres sitios (aunque el grueso de su vida profesional lo ha hecho en el Banco de España), en los tres lugares se la respeta y lo que es más extraño, se la estima.