Cuba diversifica la industria azucarera sin cerrarse a la inversión extranjera

La Habana.-  Las autoridades cubanas impulsan la diversificación de la industria del azúcar sin cerrar la puerta a la inversión extranjera, ante la falta de viabilidad del sector por los precios bajos en el mercado internacional y el alto consumo de combustible que requiere por su mecanización.

Fuentes oficiales anunciaron hoy que ése es el veredicto del ministerio del Azúcar, que trabaja en fórmulas para industrializar los más de 80 subproductos derivados de la caña con el objetivo de generar fuentes de ingresos alternativas.

"Con los precios actuales que tiene el azúcar y con las tendencias (...) no es costeable, o estamos en el límite de ser costeable, la producción de azúcar; por tanto, hay que buscar algunas alternativas de diversificación", indicó en conferencia de prensa Luis Gálvez, director del Instituto Cubano de Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar.

Tableros -paneles de bagazo de caña-, glucosa, jarabe de fructosa, sorbitol, anhídrido carbónico, alcoholes y hasta pienso para animales figuran entre los productos que Cuba genera a partir de la caña de azúcar.

El viceministro del Azúcar, Juan Godefoy, indicó a periodistas que Cuba está "abierta" a las propuestas de inversión extranjera para los derivados.

Las exigencias del Gobierno cubano para el establecimiento de empresas mixtas, indicó Godefoy, son "las mismas que establece la ley de inversiones: financiamiento, tecnología y mercado".

"Lo demás lo ponemos nosotros", agregó.

Puso como ejemplo a la empresa ALFICSA, dedicada a la producción de alcoholes ultrafinos en la provincia de Cienfuegos (centro), en la que se llegó a un acuerdo con el grupo español Naturagua.

Afirmó que hay otros acuerdos similares, como en la producción de papel, y subrayó la predisposición de La Habana a este tipo de fórmulas en el campo del biogas.

Cuba reestructuró el sector azucarero en dos fases, en 2002 y en 2004, con la reducción de centrales (fábricas) de 156 a 61; la eliminación de más de 100.000 trabajadores que pasaron a otras actividades o al estudio; y la disminución de su superficie de cultivo de dos millones de hectáreas a 750.000.

Con el posterior auge de los precios del azúcar en el mercado internacional ante las perspectivas de los biocombustibles, Cuba reimpulsó el sector.

Aunque el Gobierno cubano, y particularmente el ex presidente Fidel Castro, han criticado la fabricación de biocombustibles a partir de vegetales para consumo humano, la isla tiene en los alcoholes industriales una de sus principales bazas de futuro.

"Nosotros no estamos en contra del alcohol, lo que estamos es en contra del alcohol con el destino que se le vaya a dar o del origen del que se vaya a obtener", dijo Gálvez, al subrayar que Cuba no contempla la utilización de alimentos para este tipo de producción.

Cuba y Venezuela colaboran en la elaboración de etanol para su utilización en combustibles -como aditivos o sustitutivos de elementos contaminantes-, destinados al consumo interno del país sudamericano y para exportar a Estados Unidos.

Las autoridades cubanas esperan duplicar la fabricación de los actuales cien millones de litros de alcohol anuales mediante la modernización de sus once destilerías, seis de ellas ya con contratos para su rehabilitación con tecnología alemana y venezolana, y una en negociación con Italia.

"Lo pagamos con la propia eficiencia de la modernización", dijo el viceministro.

Señaló también que "el objetivo de esta modernización es buscar eficiencia y buscar calidad en la producción".

El conocimiento cubano del sector también forma parte de los acuerdos del país.

Once de los centrales cerrados están siendo enviados a Venezuela previo proceso de modernización para la producción de azúcar y etanol, como parte de los acuerdos bilaterales que ambos países firmaron en febrero de 2007.