Blogalaxia (V): los lectores nos corrigen

Los medios tradicionales y los periodistas que los hacen nos insisten machaconamente en que ellos cometen menos errores que los blogueros. La receta es sencilla: relectura y corrección por terceros, uno o varios. Es lo que se llama en inglés 'the editing process'.

A l'origine (Flickr)

Cierto. Como todos los blogueros-periodistas, lamento a menudo no tener a nadie para señalarme a tiempo carencias y errores... que nunca faltan. Tendría menos pinta de tonto, como dice el bloguerísimo Robert Scoble en una nota reciente titulada 'The blog editing system in action'.

En su nota, explica detalladamente cómo una persona, descontenta con la forma en que él había referido la entrevista que le había concedido, había podido enseguida poner las cosas en su sitio en un largo comentario. Directo, visible e inmediato.

Quienes hayan seguido mis desparrames a propósito del lanzamiento de Firefox 3, habrán podido constatar la eficacia del sistema de relectura y corrección por parte de los lectores.

Pero la historia no termina ahí.

La relectura por terceros es buena cosa, pero no es una garantía absoluta, como demuestran los graves errores cometidos regularmente en los medios tradicionales (y que ahora denuncian los blogueros).

El proceso no se lleva a cabo con el mismo rigor en todas partes. Funciona mejor en las revistas que en los diarios, por razones obvias. Cabe recordar que es bastante riguroso en los grandes medios estadounidenses, y particularmente laxo en la reputada práctica de las redacciones europeas, donde es frecuente confiar en los conocimientos del jefe de sección o el secretario de redacción, pero donde la doble verificación de los hechos sigue siendo inusual.

Quizás lo más importante sea que la corrección por los lectores, tal y como se produce en los blogs, es siempre más rápida, visible y, a menudo, más eficaz que la ejercida por los profesionales. Tiene el inconveniente de funcionar a posteriori, pero aparece al lado (debajo la mayoría de las veces) del original, y permanece allí anexada.

Lo malo de este dispositivo es que tales correcciones se producen sólo una vez que se ha publicado el texto.

Esto sería dramático en un diario impreso, que sólo se lee una vez.

En la web, la cosa es completamente distinta. La nota que contiene un error mío va a ser de hecho leída más veces después de introducirse las correcciones que antes.

Nadie se lee los comentarios, dirán los más testarudos. Éste es sobre todo el caso de quienes todavía no han desarrollado suficientemente una práctica y una cultura de la web.

Somos muchos los que decimos que los comentarios son al menos tan interesantes y ricos como las notas que les han servido de pretexto. Son también la mejor garantía de que los errores del bloguero o del periodista-bloguero serán señalados enseguida.

La blogalaxia abunda en errores, pero tiene sus mecanismos para corregirlos. De nosotros depende comprenderlos y aprovecharlos.