En tiempos de crisis, te quiero más

Ya se sabe que cuando llega el verano, aumenta el número de separaciones y divorcios. Pero tal vez este año no se note tanto. La crisis económica llega hasta los ámbitos menos pensados, entre ellos los despachos de abogados matrimoniales.

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La hipoteca es una de las principales preocupaciones de las parejas que se divorcian.

Realmente, la relación entre la crisis y el 'desamor' es contradictoria. "Ya se sabe que cuando la pobreza entra por la puerta, el amor sale por la ventana", indica Loreto Blázquez, del bufete Blázquez Ros. Los apuros económicos han hecho mella en muchas parejas y, por eso, las solicitudes y consultas sobre separaciones y divorcios han aumentado en los últimos meses "porque los problemas con el dinero agravan los problemas en la pareja", señala Blázquez. Sin embargo, los casos que llegan a consumarse no sólo no aumentan en la misma proporción sino que descienden. ¿Por qué?

"No se trata de los gastos que supone pagar al abogado y al procurador, sino de todo lo que conlleva divorciarse", explica Ángel Palomino, miembro de P&B Abogados. Ángel reconoce que la crisis económica se está dejando notar estos días. "La gente se informa más, presenta demandas de separación, pero al final una gran parte decide posponer la decisión por todos los gastos asociados al divorcio", asegura.

Aún no existen datos oficiales del número de divorcios que se han consumado en 2008, pero la tendencia se intuía ya a finales de 2007. Desde que se aprobó la primera Ley del Divorcio en España, en 1981, el año pasado fue el primero en el que descendió el número de divorcios. En los nueve primeros meses de 2007, hubo 104.565 peticiones de divorcio, un 8,8% menos que en el mismo periodo de 2006, cuando se registraron 112.752 solicitudes, según los datos del Consejo General del Poder Judicial.

Y es que los gastos asociados a un divorcio van más allá de los honorarios que reciben abogados y procuradores (una media de unos 1.000 euros en el caso de divorcios por mutuo acuerdo, que se convierten en un mínimo de 2.000 si el caso tiene que resolverse por la vía contenciosa). En la mayoría de los casos hay que hacer frente a créditos bancarios, pensiones de manutención y también pensiones compensatorias e indemnizaciones. Además del coste que supone 'volver a empezar'.

El fin del 'boom del divorcio express' también ha ayudado a que baje el número total de parejas que deciden divorciarse. Pero si hay un causante de esta tendencia, ése es la hipoteca. "Ahora, lo primero que preguntan los clientes cuando solicitan información es '¿y qué vamos a hacer con la hipoteca?'", cuenta Ángel Palomino. La preocupación no es para menos. En el caso de una pareja sin hijos, lo que suele ocurrir es que se venda la vivienda y se repartan los beneficios entre ambas partes porque actualmente resulta casi imposible que una de ellas se haga cargo de los pagos y se quede con la propiedad de la casa.

Sin embargo, si la pareja tiene hijos, la situación cambia. La tónica habitual es que el cónyuge que obtiene la custodia continúe en la vivienda con los hijos y que la hipoteca siga corriendo a cargo de los dos miembros de la (ex)pareja hasta que los hijos sean económicamente independientes y puedan vender la vivienda. "El otro cónyuge se encuentra en una situación en la que tiene que seguir pagando al banco y, además, enfrentarse a un alquiler. Por eso más de uno se lo piensa dos veces antes de iniciar los trámites de separación", explica Palomino.