La conquista del pan

Yo, como se ve, no soy empresario. Pero estaría muy dolido si lo fuera. Todo el rato que si la especulación, que si esto, que si lo otro… Ahora quieren 'empurar' a la patronal alimentaria, o sea, los empresarios de la cosa, por arreglarse entre ellos para subir los precios. Dice la Comisión Nacional de la Competencia que desde mediados de 2007, productos básicos como el pan, la leche y los huevos se han encarecido de forma sospechosa, y ha abierto expedientes a varias empresas.

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¿Pero qué sospecha esa Comisión? ¿Que los empresarios han aprovechado la subida del petróleo para forrarse? Parece que todo viene de que el verano pasado, por pura coincidencia, muchos fabricantes anunciaron que subirían los precios, porque las materias primas estaban subiendo. La harina, sin ir más lejos, un 50%, hasta 24 céntimos el kilo. La Comisión piensa que se pusieron de acuerdo y, con la excusa del petróleo, se echaron al monte. Y eso es falso.

He recogido unos datos para demostrarlo. Entre 2001 y 2006, el precio del petróleo subió un montón: de 30 dólares por barril, hasta casi 60. El doble, digamos. El pan, en cambio, no subió el doble, sino el triple: de 27 centésimos de euro a 75 centésimos. Y no pasó nada. ¿Por qué iban ahora a necesitar excusas estos señores? Esto ha sido siempre así: el precio sube hasta donde cuela, y cuando deja de colar, es el petróleo.

Será que ahora, con la crisis, los pobres nos hemos vuelto resentidos. Y hala, a criticar a los empresarios, como si no tuvieran ya bastante con lo suyo. Las inmobiliarias quebrando, los bancos sufriendo, la bolsa temblando, y nosotros preocupándonos por el pan, los huevos, la leche y los macarrones. Somos gente corta de miras.

¿Pero ustedes saben a cuánto se ha puesto el kilo de Mercedes Benz? A una burrada. Y yo nunca he oído quejarse a un empresario, o criticar al fabricante del coche. Ellos no son como nosotros: ellos compran y callan. El año pasado, en España, se vendieron 53.286 coches de marca Mercedes, 72.849 de marca BMW y 57.510 de marca Audi. Este año seguro que serán menos. Y será por nuestra culpa. Pobres y, encima, protestones.