El desorden prima en el inicio del histórico juicio a 180 rebeldes en Perú

Lima.-  El histórico juicio contra 180 rebeldes ultranacionalistas comenzó hoy en Perú en medio del desorden generalizado, la ausencia del ex candidato presidencial Ollanta Humala y la inhabilitación de varios de los abogados para ejercer la defensa.

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(EFE)

El mayor retirado del Ejército peruano Antauro Humala (2i), durante el inicio del juicio oral en su contra y de 180 rebeldes que protagonizaron en 2005 la sangrienta toma de una comisaría en la región de Andahuaylas para exigir la renuncia del entonces presidente Alejandro Toledo.

Un tribunal, presidido por la magistrada Carmen Rojassi, abrió el proceso contra los rebeldes, quienes, liderados por el ex mayor del Ejército Antauro Humala, tomaron el 1 de enero de 2005 la comisaría de Andahuaylas, al sureste del país, para exigir la renuncia del entonces presidente Alejandro Toledo (2001-2006).

Esa asonada, que duró cinco días, dejó cuatro policías y dos rebeldes muertos.

Los amotinados se denominaban "etnocaceristas", en alusión a su propuesta de reivindicación de la "raza cobriza" y admiración al mariscal Andrés A. Cáceres, héroe de la resistencia peruana durante la guerra con Chile (1879-1884).

Mientras que Antauro Humala y sus seguidores serán procesados por los delitos de homicidio, rebelión, secuestro y daños materiales, la fiscalía también ha pedido que Ollanta Humala, el hermano de Antauro y líder del Partido Nacionalista Peruano (PNP), sea considerado el autor intelectual del levantamiento.

Durante la audiencia de hoy, los rebeldes fueron trasladados desde diversas cárceles de Lima hasta la sala especial establecida en el penal de Lurigancho, al noreste de la capital, para afrontar un proceso en el que se piden penas de entre 15 y 35 años de cárcel.

Ollanta Humala no acudió, por su parte, a la citación y su abogado, el ex procurador Omar Chehade, comunicó que fue beneficiado el jueves último por un hábeas corpus.

Chehade dijo que el hábeas corpus "ha declarado nulo el auto de enjuiciamiento" a su defendido y consideró que "no tiene sentido que una persona que no es procesada ni acusada asista" ante el tribunal.

Tras debatir el pedido del abogado defensor en el sentido de que no se considerara a Ollanta en el proceso, Rojassi aceptó la solicitud de Chehade, quien también abandonó la sala, aunque después se determinó que el líder político deberá acudir a la audiencia del próximo viernes o será declarado reo contumaz (en ausencia).

Chehade comentó luego a Efe que para él su defendido "está fuera del juicio, pero para la sala no", porque la fiscalía ha presentado una apelación.

"Ese es un tema que vamos a dilucidar en las próximas horas", señaló.

Isaac Humala, padre de Antauro y Ollanta, y uno de los abogados defensores de los acusados, informó que no había sido notificado sobre una recusación que presentó ante la sala para que el tribunal sea declarado incompetente.

Cuando la jueza Rojassi le dijo que las comunicaciones con la respuesta a la recusación y las citaciones a los implicados habían sido remitidas y el juicio iba a continuar, Humala padre afirmó que eso significaba que "la guerra está declarada", lo que motivó vivas y aplausos de los implicados y asistentes a la sala.

El abogado de Antauro Humala, Edmundo Inga Garay, se dirigió al tribunal para decir que se estaba ante "una situación trascendental para el prestigio del Poder Judicial y para que se conozca la verdad de un hecho político, social, trascendente de la historia de Perú".

Uno de los inculpados, que se identificó como Rojas Franco, declaró en la sala que muchos de los presos internados en el penal de Lurigancho "están siendo vejados y golpeados", lo que fue respaldado a viva voz por los otros procesados.

Tras escuchar a los demás abogados, el tribunal suspendió la audiencia, para esperar que se solucionen los problemas legales que tienen varios colegiados para ejercer la defensa.

Según el tribunal, la mayoría de los veinte abogados está suspendido por no haber pagado la cuota mensual requerida para ejercer la defensa.

Esta información desencadenó el desorden, los comentarios y hasta las risas generalizadas de los asistentes al proceso.