Experto dice que buscaría al secuestrador de Yeremi cerca del lugar del secuestro

Murcia.-  El doctor en Psicología y diplomado en Criminología Vicente Garrido Genovés dijo hoy que si tuviera que buscar al secuestrador de Yeremi Vargas lo haría en una zona relativamente cercana al lugar donde fue secuestrado en Gran Canaria, y aseguró que "con seguridad" estudió previamente el lugar.

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(EFE)

La desaparición del niño Yeremi Vargas, de la que se cumple el lunes un año, guarda un curioso paralelismo con un cuento infantil que su madre, Ithaisa Suárez (en la foto en la habitación del niño), le regaló muchos años antes: Yeremi desaparecía en Vecindario (Gran Canaria) cuando jugaba en la arena con su cubito.

Este experto, que colaboró en 1998 para la detención de Joaquín Ferrándiz, el asesino confeso de cinco mujeres de Castellón, advirtió que en éste como en otros casos de secuestro, el sujeto que lo cometió "conoce previamente el lugar, ha estado en él, lo ha estudiado, ha seguido al niño y lo ha estado mirando".

En el caso de Ferrándiz, éste conocía la zona de ocio de Castellón donde tomó contacto con las víctimas, mientras que en el caso del "asesino de la baraja" conocía bien Madrid, Alcalá de Henares y Tres Cantos, y solo el crimen de Arganda de Rey se escapó del perfil, pero como el propio criminal confesó, entró allí porque se equivocó de salida en la autovía.

"En general matan en lugares próximos al lugar de residencia porque les da mucha ansiedad matar en un lugar donde no controlan", agregó, y citó también el caso del camarero británico Tony King, que había estado viviendo en Coín y Mijas, donde tuvieron lugar los asesinatos de Rocío Wanninkhof y Sonia Carabantes.

Vicente Garrido Genovés, que impartió hoy la conferencia "Aplicaciones de criminología en la investigación policial de los delitos violentos" en el tercer congreso internacional "Derechos Humanos y Criminología" de la universidad de Murcia, explicó la técnica del perfil criminológico o "profiling".

El mapa mental del asesino forma parte de esta técnica en la que se intenta determinar el lugar de residencia o trabajo del criminal, si bien existen casos como el de Ferrandiz en Castellón que como confesó desde la cárcel a este experto, para despistar a la policía, cometió los asesinatos en diferentes puntos empleando un procedimiento racional.

Respecto a lo que se denomina la firma del crimen o elementos expresivos que reflejan las necesidades y fantasías psicológicas del agresor, comentó que en el caso del asesino del parking del barrio alto de Barcelona expresó sadismo y venganza humillando a unas mujeres de clase alta, a las que introducía papel en la boca y envolvía su cabeza con una bolsa de plástico que ataba a su cuello.

Posteriormente, y durante 20 minutos, las golpeaba con un martillo y una vez muertas las situaba maniatadas y esposadas a la barandilla de una escalera y boca abajo.

Indicó que su autor provenía de una clase inferior a la de sus víctimas y que había intentado sin éxito poder vivir en ese barrio, en el que nadie le miraba, lo que llevó al sadismo y la ira de sus crímenes.

No se trataba de psicópata sexual ni un ladrón, como se pensó inicialmente, porque no hubo agresión sexual ni un ladrón se toma más molestias de las necesarias para robar.

Por otro lado, criticó la banalización que de esta técnica hacen series de televisión como "Mentes criminales" que, a su juicio, "hacen un flaco favor" a este trabajo al que se dedican "perfiladores" de la policía, sin que por el momento haya un departamento específico como el que aparece en la película "El silencio de los corderos" en Quantico (Estados Unidos), para lo que dijo que España está todavía muy lejos.

Además remarcó el error que comete en ocasiones la policía al emplear clichés estadísticos, y citó el caso de un francotirador en Washington que el FBI creía que era blanco ateniéndose a la teoría de los criminales de una raza matan a los de su raza, cuando en realidad se trataba de dos francotiradores de raza negra.

Por ello, recomendó que la norma fundamental debe ser "ceñirse a lo que estás viendo y lo que digan los eventos del crimen", y recalcó que la estadística "no debe ser un elemento esencial".