El 'Caso Ekin' y los jueces mediáticos

En plena época del personalismo, de las grandes figuras mediáticas, la justicia tampoco escapa a esta tendencia. Si muchas páginas sobre el juicio del 11-M se ocuparon de Javier Gómez Bermúdez (y no sólo en el libro de su mujer), hoy muchos ojos estaban puestos en Ángela Murillo, ponente de la sentencia del 'Caso Ekin'.

(EFE)

Ángela Murillo antes de leer la sentencia

Ángela Murillo no es ninguna novata. De hecho, es una de las dos magistradas más veteranas de toda la Audiencia Nacional (junto a Manuela Fernández Prado). Y tampoco es su primera aparición en un macrojuicio. Ya fue la ponente en el ' Caso Nécora', que contó con 45 imputados.

Pero a pesar de su experiencia, la magistrada se enfrentaba hoy a un plantel de acusados bastante complicado. Y es que, durante los 15 meses de celebración del juicio, ya le habían boicoteado en alguna ocasión. Como aquel día en que expulsó a los acusados y al público por ovacionar a José Luis Elkoro, el imputado sobre el que hoy ha recaído la mayor pena (24 años de prisión). O aquel otro en que los acusados presentaron el "DNI vasco" para acceder a la sala de juicios.

Con el aplomo de una profesora curtida, como Michelle Pfeiffer en Mentes peligrosas (una película más del subgénero de profesora de instituto vs. alumnos difíciles), Ángela Murillo ha ocupado su plaza de presidenta en el Tribunal.

Una de las grandes incógnitas de hoy era la actitud que los procesados iban a adoptar al comienzo del juicio. Más bien, era la INCÓGNITA con mayúsculas. Y es que el resultado definitivo de la sentencia se había ventilado hace 15 días a través de múltiples filtraciones. Esto se debe a que los acusados conocieron sus penas por medio de los respectivos autos de prisión que les eran notificados conforme iban siendo detenidos para evitar el riesgo de fuga, desde el pasado 30 de noviembre.

Así, Murillo comenzó la lectura de la sentencia y, tras unas pocas palabras, Teresa Toda, ex directora adjunta de Egin y sentenciada hoy a 10 años, le interrumpió con la siguiente frase: "No aceptamos esta sentencia". La reacción de la jueza fue digna de un rey (del Rey Juan Carlos ante Chávez, por supuesto). Entonces, la mayor parte de los imputados se rebelaron y, puestos en pie, entonaron el "Eusko Gudariak" (el himno del soldado vasco). Una parte del público y algunos imputados fueron forzados a abandonar la sala.

Con ritmo uniforme, la jueza dio paso a la retahíla de condenas (en total más de 500 años para los 47 inculpados). La lectura de la sentencia dejó contentos a los periodistas, pues estaba plagada de titulares: "KAS era parte de las entrañas de ETA", o "EKIN está en su corazón [de ETA]".

Así pues, Ángela Murillo se ha mostrado firme y escueta, sin un perfil mediático destacado. Quizás por su pertenencia a una generación anterior a la de los grandes jueces-iconos, como Garzón o Bermúdez.